Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libinosidad de millones de compatriotas. Groucho Marx.

jueves, 14 de julio de 2011

No me creo...

...Que estando en pleno verano
sólo quiera volver al invierno.

...Que en el fresquito del invierno
me entren prisas por que sea primavera.

...Que teniendo en cuenta que esa batalla no existió
quiera rendir homenaje a los valientes que lucharon.

...Que conociendo cada uno de los diálogos de Amélie
todavía tiemble al escuchar a Yann Tiersen.

...Que tocando todos los días la guitarra
no consiga encontrar el acorde que improvisamos.

...Que pasando la mayoría de las noches sin dormir
te siga recordando en cada una de ellas.

...Que adorando las calles de Madrid
sólo quiera irme muy lejos.

...Que saboreando fresas durante dos meses
necesite la que no fue arrancada.

...Que aunque haya asumido que no estarás
te busque entre parpadeo y parpadeo.

...Que sin poder pasarnos una vida follando
piense en hacerte el amor durante noche y media.

...Que teniendo en mi pecho varios corazones
tengas que haberte metido en el menos indicado.

No me creo ni te quiero creer.

jueves, 7 de julio de 2011

También llamado "mono".

He roto casi todas las promesas que te hice, ahí va una más. Prometí no volver a esto, a mi prosa guarra y a mi poesía empalagosa, a refugiarme entre letras, a no dar la cara y decir lo que pienso. No puedo, soy débil, no sé poner punto final a las cosas, me empeño en camuflar las despedidas. Todo está claro en mi cabeza: "se acabó, no hay más, c'est fini." ¿Por qué tienes que venir a desmontar todo? En invierno es mucho más fácil, puedo ser dura y fría, volverme distante... Asco de calor que me derrite el corazón y hace que sea incapaz de decirte que no a nada. Me juro 823478956 veces al día que no habrá más veces, que cada uno tiene su vida y a la mañana siguiente despierto enredada en tus sábanas, con mi mal humor de por las mañanas y tus dedos paseando libremente por mi cuerpo. Cómo se mata una historia que nació muerta. Hago recuento y ya van siete meses gimiendo en tu oído y aguantando tus reproches, siete meses y somos completos desconocidos. Te piensas que me conoces bien... chica libre que se pierde por cualquiera que la haga reír, le dé un par de cervezas y algo de rock. No tienes ni puta idea. No soy fuerte ni blanda, ni autosuficiente ni dependiente, no soy nada. Me has exprimido y apenas queda algo de mí, me echo de menos. Sé que mañana te llamaré a pedirte un poco más de mi dosis, pero sólo mientras dure el síndrome de abstinencia.