Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libinosidad de millones de compatriotas. Groucho Marx.

miércoles, 11 de julio de 2012

Te mereces a otra.

Aunque no lo creas no me duele que lo nuestro nunca llegara a nada, porque yo sé que en el fondo no te merecía, que tú necesitas otra. Otra con el pelo rubio natural y no como yo, que tengo un color de pelo indefinido, que no se sabe si es negro o rojo o castaño, pero no es rubio natural. Otra que por las noches vuelva a casa en taxi y antes de que amanezca y no como yo, que siempre me engancho al último ser que queda en la barra del bar y me da igual si alguien me acompaña al portal o me tengo que ir andado competiendo con el sol. Otra que lleve vestiditos y sepa andar con tacones y no como yo, que suelo ir con pitillos y zapatillas hasta a las fiestas de etiqueta. Porque yo sé que esa otra no fuma y sólo bebe zumos sin azúcar y no como yo, que necesito mis dosis diaria de nicotina y mis cervezas frías. Necesitas otra que se sonroje con cada una de tus poesías y dibuje corazones alrededor de tu nombre y no como yo, que me lamo las heridas con tus versos y rompo las cuatro letras de tu nombre en cualquier formato. Esa otra te dirá "te quiero" en la segunda cita y hasta la séptima no se abrirá de piernas y no como yo, que no conozco de citas sino de impulsos carnales que me obligan a desnudarme sin palabrería de antes y con el cigarro de después. Por eso te digo que habrá otra que se dará cuenta de eres una persona tan maravillosa que jamás te podría reemplazar y no como yo, que desde el principio he intentado por activa y por pasiva sustituirte con cualquiera que no seas tú. Esa otra nunca se ha emborrachado en la calle y sabe conducir y no como yo, que lo raro es la noche que bebo bajo techo y sigo sin tener el puto carné de coche. Te mereces a otra que sea predecible y siga un horario de oficina y no como yo, que soy una variable inconstante que no sabe lo que hará en el próximo instante.



La verdad es que tú, cariño, no te mereces la vida que yo llevo.

Porque tú, cariño, siempre has sido demasiado aburrido como para seguirme el ritmo.

viernes, 6 de julio de 2012

Ahora puedo decir que no quiero que él sea el hombre que me entierre.