Siento vértigo cuando me emborracho y tardo menos en equilibrarme que en parar ese maldito tembleque de mis rodillas, que no siempre es a causa del frío. Puedo afirmar que hay cuando no tengo nada, y aún así, puedo con todo, también hay cuando no puedo con nada y, además, ni siquiera lo quiero.
Golpear, resbalar, recibir más golpes, esquivar, te quedas entre la piel y la pared con todas esas heridas que suponen un misterio en la resaca, pero ya da igual, a nadie le va a preocupar, todo es cuestión de no salpicar.
Atrévete a rebelarte, a mandarlo todo a la mierda, a luchar por ser uno mismo. No entiendo el "se mira pero no se toca", quiero mirar y quiero tocar. La vida sin peligro es como un disfraz sin cuerpo, algo pomposo y hueco. Ya sabes, acción y reacción, dentro de poco me reencarnaré en nuestros más sucios instintos.
Ahora apenas soy la indomable locura de nuestras intenciones sin llevar a cabo, me ducho con garrafón barato y despierto intoxicada en gas lacrimógeno. CONFUSIÓN, con eso trato de explicarlo todo. A fin de cuentas la locura nos supone una inmortalidad más a la que sujetarnos y me siento identificada con ella, es una bonita respuesta y bastante estúpida e inútil.
También es verdad que a veces miento con eso de que vivo feliz en mi locura y en mi alegre confusión, que vivo mi placer en la deriva y nada, cada uno a su dilema, el mío hace tiempo que fracasó y sigue en interrogante continuo.
No es tan ingenuo preferir el amor a primera vista a tristes intentos de soledad aliñada con rencor, mejor pasamos de ir de genios y sabios y vamos a perder la cabeza en este mundo rompiendo todo tipo de prohibiciones, empezando por la de no vernos.
Odio tanto a los calendarios como a los horarios, quiero que bailemos un martes a las 2 de la tarde como un sábado a las 4 de la mañana. He aprendido un montón de tonterías, entre ellas a erizarte el pelo, invertir la cromancia de tus preguntas y a besar tus cicatrices sin reproches ni intenciones de ningún tipo.
Me asusta jugar con la gente y puede que haya jugado contigo, aunque a veces dejaba de ser un juego pero jugaba a que no te dieras cuenta. La gente sueña, aspira a llegar a los más alto a sabiendas que luego la hostia será mucho mayor, y así está el asfalto, lleno de trocitos mutilados de soñadores. Soñadores como tú y yo.
He vivido pocos años, los suficientes para dejar en el olvido a personas maravillosas y me trae sin cuidado. Sea o no buena gente, buenagentemente dicho, reniego del mundo. Reniego y me aíslo o puede que no, me sobran carentes motivos para unirme a luchar y la gente empieza a arruinar sus vidas, y con ellas las nuestras.
No hay que darle más vueltas, esto no tiene orden ni lógica. Es sólo eso de sentir que te quieren y hasta poder sentir que lo mereces.
*Gracias a Orión por la inspiración.
3 comentarios:
sí, yo también lo hago muchas veces, lo de negarlo, pero en el fondo siempre sabes lo que siente aunque no quieras reconocerlo...;)
Solo lo he leído una vez y aparentemente estás en lo cierto, no tiene ni orden ni lógica. Pero es igual, algunas frases me encantaron :)
Un beso!
Ariana, he intentado volver a pasarme por tu blog pero no he podido... me gustó.
En el fondo siempre sabes lo que sientes y cuando no quieres reconocerlo, entonces, es cuando estamos jodidos.
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