miércoles, 27 de octubre de 2010
Nos puede el orgullo.
Quisiera poder aclarar todas mis dudas antes de enterrar todos mis intentos de pedir auxilio y de rechazar tu falsa ayuda. Tus dedos en mí hacen sonar las más bonitas melodías de piano por eso a veces te busco pero otras veces, en cambio, salgo corriendo con tus zapatos en la mano y dejando un rastro de cristales por el camino. Sin saber cómo ni por qué te acabe diciendo en un lenguaje mudo o en un idioma aún sin inventar que las cosas conmigo nunca son fáciles y bonitas, que tú para mí lo eres todo pero quizás no es bastante, puede que fuese demasiado. Lo que tú me decías es que regalar besos es cosa tuya y a mí me toca quedarme con las ganas porque lo que mejor se te da es improvisar caricias trepando por mi tripa y dejarme vacía de alegrías. Te llamo a gritos desde el final del camino, que está embarrado y lleno de cristales, esperando que lo atravieses descalzo para poderte darte las gracias y pedirte perdón por todo lo que nos ha pasado. Con lágrimas en los ojos y una sonrisa en mis labios te doy las gracias por intentar aguantarme a pesar de lo difícil que te lo pongo y te pido perdón por todo lo que te ganaste y no supe recompensar. Gracias por arroparme por las noches e inventar cada mañana una nueva forma de despertarme. Perdón por confundirte con cada parpadeo y no saber decidirme. Gracias por descubrirme placeres en notas musicales y enseñarme a hacer el amor con la mirada. Perdón por querer quererte pero no poder sentirlo y también por sentirlo pero no querer. Gracias por hacer que aparezca mi sonrisa en los días que la creía muerta. Perdón por no contestar a todas tus llamadas pidiendo un poco más que la ración diaria que te toca de mí. Gracias por ayudarme a reír a carcajadas de mis errores y a poder superarlos. Perdón por ser tan cobarde y huir continuamente. Sobretodo decirte, aunque no te lo acabes de creer, que cuando tú te colabas en mi cabeza todos los demás desaparecían y aunque mis "te quiero" siempre fueron algo escasos todos han sido sinceros.
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1 comentario:
Pensaba que me había olvidado de como se lloraba...
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