Hola, soy señorita Desastres.
Indomable, libre, de ojos catastróficos y labios de color carmín pidiendo a gritos un poco de guerra.
Inalcanzable, efímera.
Mírame, tócame.
Vago por las calles mugrientas haciendo que el sonido de mis tacones rebote contra las mugrientas paredes.
Soy eterna y desgraciada.
Un corazón es tal vez algo sucio.
Pertenece a las tablas de la Autonomía y al mostrador del carnicero.
Yo prefiero tu cuerpo.
¿Todavía te lo preguntas?
"Las medias naranjas Tienen su historia pero no se exprimen solas ... "
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