Mi incapacidad para superar cualquier error propio me deja suspendida en un punto pasado. Como ese corredor de los cien metros lisos que guarda la foto finish de su derrota bajo la almohada.
Por algún extraño motivo todas nos alejamos, huimos y volvemos a ti. Como esa perra que ve como pasa toda su vida tapando y escarbando el mismo agujero.
Cada vez que veo como te besa alguien que no consigo recordar o que ni siquiera sé de su existencia, pienso en nosotros como en una fotonovela en blanco y negro. Sólo quedan imágenes grises de buenos momentos pero esas risas ya no se oyen.
Y ahora... bueno, ahora me siento como una vieja hablando con un fluorescente que parapadea, ráfagas iluminadoras de memoría, de aquellos tiempos que se pueden considerar buenos, como una luz cegadora que dura apenas unos segundos.
Sinceramente será porque me encuentro hablando al flexo de mi escritorio mientras parpadea, pensando en los cachitos de la brocha con la que alguna vez dí color a nuestras vidas.
martes, 6 de abril de 2010
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