miércoles, 8 de septiembre de 2010
Me dan miedo las prisiones y las presiones.
Lo dramático va creciendo en mí a gran velocidad. Poco a poco apenas consigo dominar mis emociones y no recuerdo ya quien era. Ser como un brillo malva en mitad del universo, que cambia de forma constantemente. Ser una mancha en el cielo que ni mil astrónomos encuentren jamás, y volverme enigmática y, a veces, sencillamente complicada. Intento averiguar que es lo que quiero y adorno todo lo que ya desecho de mi vida, porque ya sólo es éso, decoración de una vida anterior ya pasada. Pero ya no busco llevarme momentos a la cama, ni quiero que me abracen para hacerme gritar por mucho que hierva mi sangre hasta quemar mis células y pierda el control. Ahora lo quiero todo. Quiero llorar de alegría y reírme de mis tonterías. Quiero un cambio, un terremoto, otro destino, un huracán que suba hasta el infinito y me deje caer en algún lugar desconocido. Poner a prueba el instinto de supervivencia. Pero no quiero ser una fugitiva del mundo, ni un cuerpo bonito pero vacío, ni un cúmulo de nada con vestido y sin sonrisa. Porque soy como una hoguera, un maremoto o un disparo. Soy la locura que hay en ti y lo indómito que reside en mí y, cuando todo va mal, a veces soy quien te empuja desde el precipicio.
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4 comentarios:
Antes de eso experimenta: Mete un poco de comida ultracongelada a 200º de temperatura en el horno, después decides.
Con respecto a mi entrada:
¿Crees en el equilibrio?
Atendiendo a la tuya:
¿Estás explotando? Me encanta poder compararte con una supernova.
A partir de ahora serás una supernova para mí.
Eso sí, deja de empujar por el precipicio y tírate tú. Tírate sin mirar, sólo por salvar todo lo que va mal.
Un saludo.
Aprende: no todo tiene un por qué.
Eh, Supernova, si te crees valiente es porque hay algo que ignoras.
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