Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libinosidad de millones de compatriotas. Groucho Marx.

jueves, 27 de mayo de 2010

Astronauta en la luna.

-¿Ves esa estrella de ahí?
-Sí, la que más brilla.
-Esa estrella es mi estrella, no tiene mi nombre pero yo me la he pedido.
-¿Una estrella? Estrellas hay muchas. Tú no tienes una estrella, tú eres la luna. También tienes tus fases lunares, claro. Como cuando hay luna nueva, son esos momentos en los que no estás o te sientes invisible, te esfuerzas por desaparecer y... vaya si lo consigues, a mí sólo me queda intuirte, imaginarte y hay veces que ni por esas. Antes de que esto ocurra hay cuarto menguante, esto ocurre cuando me das dos besos al verme o cuando me besas en condiciones pero es para despedirte, también cuando te enfadas y frunces el ceño, cuando algo te preocupa, cuando sientes que todo te sobrepasa, cuando una lágrima resbala por tu mejilla. Menos mal que luego viene el cuarto creciente, siempre se anuncia con una sonrisa, tu sonrisa traviesa, luego vienen tus caricias, tus "mira que eres tonto", tus arrumacos, tus besos, da gusto ver como te creces. Pero eso es sólo el principio porque luego hay luna llena, como ahora, te ves radiante y te da por decir tonterías e incluso hacerlas, te vuelves loca y vuelves loco a cualquiera. La luna llena es la mejor por algo, ¿no?
-Tú ibas para astronauta para conocer las estrellas y te quedaste en estrellado. Una pena.
-Sí, una pena pero... prométeme que escribirás esto en tu blog al llegar a casa. Para una vez que me sale algo bonito.
-Vale, pero tú te acordarás de mí cuando mires la luna. Me da igual lo lejos que estés de mí cuando la mires y con quien estés, sólo prométeme que te acordarás de mí cuando mires la luna.

No hay comentarios: