martes, 18 de mayo de 2010
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Ahora me da por perseguir a poetas sin esmoquin por la plaza mayor. Imitó a una libélula con besos y sin prisas, con luz propia y poca vida. Me rodeo de absurdos cuentos y fracasos. Se oye un ruido, huele a pólvora, pum! te maté. Si quieres robarme el corazón ponte unos guantes para no quemarte. El hielo hiere y mi miedo abrasa. Todavía hay músicos de la calle que tocan la guitarra con un garfio y hacen que el mundo me parezca algo más bonito. Que tonto todo. Tengo ganas de pasear por los Madriles.
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