Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libinosidad de millones de compatriotas. Groucho Marx.

sábado, 1 de mayo de 2010

Sólo se sabe una historia.

-Oye, siempre soy yo la que improvisa historias tontas para pasar el tiempo, ¿por qué tú nunca me cuentas una a mí?
-Porque lo mio no es la imaginación, lo sabes. Me gustan mucho tus historias, siempre nos hacen sacar una sonrisa. Yo sólo me sé una y no es para nada bonita, te lo aseguro.
-Pero yo quiero escucharla, seguro que me va a gustar.
-Bueno pues es la historia de un chico que nació en una familia feliz y que le quería mucho pero que nunca consiguió entenderle porque él era un tío raro de cojones. Ese chico no consigue estar contento consigo mismo porque no aspira a nada y siempre aspira a poder ser mejor. Quiere mejorar la vida de todos los que quiere y hacerles sentir que ellos sí que valen la pena pero cómo coño lo puede conseguir si no es capaz de mejorar su propia vida. Hubo una vez que consiguió sentir algo muy parecido a la felicidad, conoció a la chica más increíble del mundo. Vivió junto a ella el mejor año de su vida y ella le enseñó que sacarla una sonrisa era un motivo más que suficiente para seguir vivo. Con el tiempo todo se fue jodiendo y ella se esfumó con sus ganas de vivir. Él hacía todo lo posible por recuperarla hasta que se cansó de seguir luchando y de ver como ella, cada vez, le odiaba más. Ahora me han dicho que ese chico sonríe alguna vez, cuando escucha tus historias y se imagina a alguna otra chica junto a él viviéndolas.
-Hombre... no es una historia muy bonita y, la verdad, no me ha gustado, porque me ha encantado. ¿No ves que me encantas?

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