Esta mañana me quedé totalmente dormida. No lo hice sin querer, no. Fui totalmente consciente. Había apagado el despertador dos horas antes y bajado un poco más la persiana para que no entrase el sol. No te creas que no me levanté de la cama por pereza o porque no tenía nada mejor que hacer. Tenía mil cosas que hacer. Pero, la verdad, había perdido las ganas. Me daban igual todas las oportunidades o todas las casualidades que me estaba perdiendo por no levantarme e ir a buscarlas ahí fuera. Me daban totalmente igual, estaba totalmente dormida en mi habitación totalmente oscura. Esta mañana no quería oportunidades, ni casualidades, ni nada. No si tú no te levantabas conmigo.
jueves, 27 de mayo de 2010
Sólo hay un Dios que me levante.
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